Los príncipes azules...destiñen

Y sí, a esta altura no es ninguna novedad. Atrás quedaron los tiempos en que una soñaba ser rescatada por la ventana por un súper bombón y ser felices en alguna playa de Ibiza… pero la realidad es muy diferente. Si bien los hombres mortales con quienes nos relacionamos a lo largo de nuestra vida no son ninguna joyita, debemos admitir que nosotras no somos un gran partido tampoco. Somos jodidas. Hay que decirlo. Claro que esta época ellos están en un estado de ovulación permanente y nosotras empeoramos la situación. Lo único que hacemos es pedir: que sea hot en lo posible (dije en lo posible), que sea alto, moreno (o rubio o colorado ¡qué va!), que tenga plata, que tenga auto, que sea rockero (eso es gusto personal) y la lista sigue…. Y sigue. Pero luego de pasar años intentando en vano de encontrar a ese proyecto de Brad Pitt, con el sex appeal de James Dean, con la voz y el carisma de Bowie…resulta que no! Simplemente no existe. Mientras en el camino te entretuviste con cualquier  perejil que te diera bola, con la firme convicción de mandarlo a cagar cuando apareciera uno mejor. Pero… ¿qué es “mejor”? Muchas veces nos hemos topado con tipos buenos, que nos llenaban de atenciones, que se desvivían por nosotras, que nos llamaban 300 veces por hora, que nos decían “te amo” con una frecuencia alarmante…Ahhhhh, sí, era divino pero más pesado que collar de melones!! Y entonces de bronca te enganchaste con uno totalmente diferente (solo porque pensaste que con este alien te iba a ir mejor porque claro, era diferente del anterior) pero tampoco. Resultó que este sólo te llamaba cuando le picaban los calzoncillos (y como era de prever salías corriendo a la primera de cambio y luego de putearlo toda la noche). ¡Pero obvio que la culpa es de ellos! ¿Estás segura?  De qué sirve llorar por un flaco? ¿lo podemos evitar? Sí, obvio, comprándose un perro, anotándose en un curso de swajili o simplemente buscándote una vida.  Chicas todo no se reduce a un pene. La vida es mucho más que eso, sino los sex shops serían poco menos que templos. Hombres hay por todos lados, y si no siempre está la opción de hacerse lesbiana :)